Históricamente ha existido la percepción de que nuestro país es una potencia tecnológica, algo que tuvo sentido hace unos 15 años cuando todavía la República Dominicana era el único país de Latinoamérica que desde sus orígenes había privatizado el sector telecomunicaciones, permitiendo esto que en comparación con los demás países de nuestra región, la infraestructura y la tecnología de telecomunicaciones disponible eran superior, pues esa inversión privada en nuestro país que durante casi 70 años correspondió a una de la empresa más grandes e importantes de los de los Estados Unidos, la GTE, luego convertida en VERIZON, permitió que contáramos con las más avanzadas tecnologías disponibles, que lamentablemente no hemos sabido potencializar y aprovechar óptimamente debido a nuestro problema sistémico de bajo nivel educativo, poco desarrollo de la innovación y una visión mediocre de la clase política en materia de iniciativas para el uso productivo de las tecnología de información y comunicación (TICs).
En los últimos años, según los más importantes estudios de aplicación y aprovechamiento de las TICs, como el que realiza anualmente el Foro Económico Mundial, nuestro país tiene los últimos lugares de Latinoamérica en materia de TICs, pues sigue en la posición 75 de 135 países donde Chile, Brasil, Colombia, Uruguay, Panamá y México nos superan pues para aprovechar las TICs hay que elevar el nivel educativo de nuestro país, que según señala el mismo estudio tenemos el penúltimo lugar en calidad de educación matemática y científica en las escuelas, solo empatados con Sudáfrica. Algo verdaderamente penoso que nunca superaremos si los organismos pertinentes siguen promoviendo el mito de que somos de los países más avanzados en materia de tecnología y telecomunicaciones, necesitamos que asumamos y entendamos estos indicadores para poder transformar la realidad de nuestro país haciendo uso de las TICs como herramientas para el desarrollo.
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