T&T # 61: TELEEDUCACIÓN EN REPÚBLICA DOMINICANA

ES POSIBLE LA TELEEDUCACIÓN EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
Lograr la teleeducación o educación a distancia por medio del uso de las modalidades que brindan las Tecnologías de Información y las Telecomunicaciones, requiere que abordemos el sistema educativo dominicano como un conjunto de elementos interrelacionados en los que el uso de las telecomunicaciones resulta vital al incorporar el poder de los recursos tecnológicos en el mejoramiento significativo de la calidad y el alcance de la educación, lo que nos permitiría iniciar un proceso de reducción y eventual eliminación de las desigualdades y marginación de algunos sectores en cuanto al acceso a los sistemas de enseñanza, en una época en donde un recurso muy valioso es estar informado y el saber usar adecuadamente el conocimiento.

Entendiendo que cuando hablamos de exclusión y/o marginación nos referimos a un elemento central dentro de las reales posibilidades que un individuo puede poseer para educarse; nos referimos al gran índice de analfabetismo que elimina la facultad de leer, escribir y entender. Más aún, como lo establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) cuando señala que para este siglo será considerado un “analfabetismo funcional” aquel que no tenga la posibilidad de utilizar el computador como un lápiz y pueda hablar más de un idioma.

El porcentaje de conciudadanos carentes de estas condiciones se incrementa drásticamente, lo cual coloca a nuestro país en una posición altamente preocupante.

Si logramos usar adecuadamente los recursos e inversiones que tiene el Estado, los cuales van desde laboratorios de computadoras, una emisora de radio, un canal de TV, acceso a INTERNET a altas velocidades, etc., podríamos integrar todos esos elementos bajo una misma misión, la de incrementar la calidad de la educación, hacer uso óptimo de esos recursos y encontrar casos de negocios con los mismos, a fin de hacer de algunos de ellos fuentes generadoras de recursos económicos en favor del estado dominicano.

Como la aplicación de las telecomunicaciones en la educación requiere de profesores conocedores de los conceptos básicos de informática, sería necesario una capacitación masiva y/o reclutar personal para estos fines, lo cual se llevaría a cabo si se adquiere una conciencia honesta de la importancia medular de la educación para el desarrollo nacional y con lo que iniciaríamos la aplicación en sentido amplio de la Teleeducación en nuestro país.

En la actualidad y de cara al futuro, el mundo interconectado y la sociedad de la información proveerá una serie de desafíos que seguirán transformando el curso de la historia ante la posibilidad de que países pequeños como el nuestro asuman un liderazgo internacional fundamentado en el “know how” o saber como, que sólo se construye pensando en el largo plazo y no en inmediatismos.

Disponemos en el país de las mejores y más modernas infraestructuras de telecomunicaciones del mundo, que bien pueden orientarse y/o utilizarse con un propósito educativo, en el cual los niños puedan recibir sus clases por una pantalla gigante conectada remotamente a un centro de conferencias, en donde un profesor verdaderamente capacitado podría orientarlos e incluso interactuar con ellos. Esto brindaría mayor calidad de la enseñanza y reduciría la cantidad de profesores irresponsables que tenemos en el sistema público, en el cual existen también excelentes docentes.

Transformar la educación dominicana de cara a un mundo en donde debemos integrarnos como país y donde competiremos con otras naciones en el marco de todos estos acuerdos internacionales, sólo requiere de disposición, de voluntades y de un proyecto de nación, que le brinden al país una generación de estudiantes bien forjada y en correspondencia con los desafíos del mañana. No permitamos que nuestra patria se quede detrás de los avances del mundo, levantemos “más arriba mucho más” la bandera tricolor y trabajemos por la eliminación de las grandes barreras que impiden el desarrollo del país.

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Ing. Hiddekel Morrison, MBA